komunik día 4

Jamás imaginé estar sentado a las ocho de la mañana en la plazoleta central de la Universidad, observando, a plena luz del sol, jóvenes con botellas de guaro y pola.

Día cuatro – Mañana

KOMUNIK: UN JUEVES MULTICOLOR

 

Algunos demostraban su aparente estado de embriaguez, gritando a todo pulmón y con palabras no tan decorosas su desprecio e inconformidad con respecto a la vida.

Fue extraño observar chicas con tacones de 10 cm, minifaldas ajustadas, camisas ombligueras y medias de liguero diciéndose unas a las otras “eres una puta”,  mientras soltaban una bocanada de humo emanada de un cigarrillo. ¿No se supone que está prohibido fumar dentro del recinto universitario? Extrañamente,  nadie decía nada, ni siquiera los vigilantes. Todos estaban contentos, escuchando y observando a aquel grupo de estudiantes.

Del otro lado de la plazoleta parecía gestarse una batalla campal. Un grupo de personas, con apariencia de indígenas peruanos, se negaba a escuchar versículos de la biblia pronunciados por hombres altos, blancos y con barbas espesas. Un tipo, con apariencia de aborigen, parecía loco diciendo: “Yo no creo en su Dios, mis dioses son la luna y el sol. Yo solo hago caso a la naturaleza”. Un tumulto de gente con rasgos similares parecía apoyarlo, hasta el momento en que, quienes leían la biblia, decidieron prender fuego e iniciar un incendio.

Al menos, durante dos horas, el ambiente de la Universidad era de desmadre. A nadie parecía importarle lo que estaba sucediendo. Por el contrario, las personas  filmaban, tomaban fotos y hasta escribían sobre esto ¿Y cómo no hacerlo, si tan solo contamos con una Semana de la Comunicación cada seis meses? No siempre podemos ver performances en los que los estudiantes se hagan pasar por borrachos, prostitutas y drogadictos, para dar a conocer la existencia de libros tan fascinantes como “Opio en las nubes”,  que vale la pena leer. Tampoco es común ver tomasinos tan identificados con las comunidades indígenas tal y como los vimos hoy en el performance titulado “El país de la canela”, en honor a la novela de Willian Ospina, en la que se narra la destrucción del imperio incaico.

Luego de observar y presenciar los hechos mencionados,  quedaba asistir a los salones de clase, como de costumbre. Afortunadamente, en esta ocasión podía hablar y compartir con personas aparentemente diferentes, pertenecientes a comunidades indígenas. No puedo negar que me llamaba la atención observar hombres con el cabello negro, con una trenza hasta la cintura y ruanas de colores, tejiendo al mismo ritmo en el que daban un paso para caminar. El hecho de hablar y discutir con un pijao, un quechua y un muisca, alrededor de un círculo de fuego, sobre temas como la importancia de conservar las lenguas ancestrales, me hicieron ver a nuestros aborígenes más allá de los estereotipos que nos plantean los medios de comunicación.

De un momento a otro el ambiente espiritual que brindaba el fuego se fue transformando. En cuestión de instantes,  todo empezaba a ser bulla, fiesta y carnaval. Definitivamente,  no hay como el “sabor” y el “tumbao” de nuestra comunidad raizal, “made” cien por ciento en las islas de Providencia y San Andrés. ¡Cómo no contagiarse de alegría al ver el movimiento de caderas a ritmo de calipso, soca y champeta, de cada una de las bailarinas, que con una sonrisa reflejaban su felicidad al dar a conocer parte de su cultura!  El pasillo del segundo piso dejó de serlo para convertirse en una pista de baile, en la que estudiantes, profesores y raizales bailaban de forma conjunta en medio de carcajadas. Menos mal que el asunto no era bailar bien, sino, sencillamente, bailar. Porque, de lo contrario, más de un  “profe” habría perdido el examen.

De manera paralela, estudiantes amantes de la literatura y la escritura explotaban toda su imaginación para ganarse el concurso cuento. ¿Qué pasaría si no existiera la comunicación? ¿Cómo sería el mundo sin dinero? A partir de las respuestas a estas preguntas los jóvenes tuvieron que crear su relato. Y como la cuestión era de “echar cuento” no faltó el que mencionó dragones  y unicornios al estilo de Disney. A otros, más aterrizado o quizá menos creativos, les bastó decir que todo mundo sería feliz si no existieran las monedas o los billates, después de todo no habría ni rico ni pobre.

Llegó la tarde y cada uno de los eventos culminó. La verdad, de manera personal, considero que este ha sido y probablemente sea el mejor día de esta semana de la comunicación. Hoy todo el ambiente se tornó multicolor.

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Informe 11 AM

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Noticiero Komunik

LA PALABRA TIENE LA PALABRA EN KOMUNIK: CREATIVIDAD DESBORDADA EN CONCURSO DE CUENTO CORTO

Por: Sebastián Salamanca

 

La creatividad y la diversidad de  técnicas narrativas se apoderaron de los participantes y del concurso de “La palabra tiene la palabra”.

En el Aula Fundadores de la  sede central de la Universidad Santo Tomás se llevó acabo la premiación del concurso cuento corto. El ganador fue Juan Rodríguez Pérez, estudiante de Comunicación social para la Paz, de tercer semestre. Juan presentó un escrito de una cuartilla, el cual cumplió con los requisitos establecidos en los lineamientos del concurso.

Creatividad, ortografía, redacción, sintaxis y buena estructura narrativa nutrieron el cuento del estudiante, quien se basó en los recursos literarios de la fantasía. Los jurados calificadores del evento fueron los docentes Juan Guillermo Arias, Ximena Santiesteban, Álvaro Lizarralde y Sarai Gómez, quienes evaluaron detalladamente cada uno de los textos.

El ganador afirma haber reflejado en su cuento toda su creatividad, plasmando técnicas escriturales, sentimientos y saberes que le dieron vida a su relato titulado “Sonidos dolorosos, voces rimbombantes”. Historia que tiene como protagonista a un anciano que se aferra a la mágica travesía de un viaje por sus recuerdos que no logra evadir de su mente.

El ganador recibió un bono de 300 mil pesos en libros de la Librería Tornamesa, además del reconocimiento y felicitaciones  de profesores, jurados y estudiantes presentes en el auditorio.

El segundo lugar fue para Camilo Acosta, con el cuento “El techo”, y el tercer lugar fue para la pareja de escritores conformada por Diego Ojeda y Carlos Mauricio Giraldo, con el cuento “La isla de los monounicorepeticlarofaciales”.

 

 

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Día cuatro – Tarde

Experiencias modulares significativas: una apuesta por el cambio social y la democracia

Por María Alejandra Bravo
Fotos: Tatiana Barrantes, Alejandra Ospina

 

Con el objetivo de resaltar y divulgar el trabajo modular que los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social de la Santo Tomás realizan semestre tras semestre, se desarrolló en el Auditorio Fundadores la jornada de presentación de experiencias modulares significativas.

En la muestra se incluyeron los trabajos e investigaciones más destacados, que se constituyen en un referente de las distintas formas en las cuales se puede incidir en un contexto social y en las problemáticas que giran en torno a los ciudadanos.

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En primer lugar, se presentó el grupo de investigación del primer módulo: “Plaza de mercado Cadabas (Usaquén)”,  el cual expuso un trabajo etnográfico en el que las estudiantes interactuaban con sus actores sociales, mediante actividades lúdicas, permitiéndoles enriquecerse de los relatos detallados de las historias de  vida del colectivo social de los floristas,  para entender las dinámicas de su entorno.

En seguida, en el segundo módulo, el grupo “Sembrando conciencia” presentó un reportaje sobre el movimiento social Red de Guardianes de Semillas de Vida (RGSV), ubicado en Nariño. Este es el producto de una ardua investigación que promueve la conservación de la tierra y demuestra el impacto de los transgénicos, en los que prima la cantidad sobre la calidad de los productos agrícolas.

Por su parte, el feminicidio, más exactamente el caso de Rosa Elvira Celis, fue la temáticaque protagonizó el tercer módulo. El producto investigativo presentado a la comunidad tomasina fue un hipertexto, basado en el libro “La vida es Rosa”,  del escritor Fernando González, el cual reconstruyó y recopiló minuciosamente este caso que causó repudio en toda Colombia en el año 2012.

Por último, el cuarto módulo se vio reflejado en la presentación de cada uno de los productos investigativos de los cuatro énfasis: organizacional, periodismo, educación y conflicto, enfocados hacia la comunicación estretégica, para el caso del Énfasis en Organizacional (Plan Estratégico de Comunicación Organizacional (PECO) de la comunidad de Hermanos Maristas de la Enseñanza); el trabajo de colectivos de jóvenes en zonas marginales de Bogotá, para el caso de periodismo (Memorias de barrio: hip-hop, una experiencia de paz en Usme); la defensa y derechos de los indígenas, en el caso de Educación (La importancia de la comunicación-educación en el fortalecimiento del proceso de consulta previa como derecho fundamental para la autonomía y pervivencia de los pueblos indígenas), y los conflictos derivados de la actividad minera, en el caso de Conflicto (Relatos sobre la minería en Guachetá).

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Al finalizar la jornada, la decana de la Facultad de Comunicación Social para la Paz, María Ligia Herrera, resaltó la rigurosidad de cada uno de los trabajos modulares,  los cuales, en un futuro no muy lejano, se podrían considerar como un referente para  investigaciones futuras.

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