No tengan miedo

En el inicio las comunidades cristianas, como las de hoy, sufren persecuciones y muerte, por causa de su fe en Cristo. Mt 10,26-33 recoge estas experiencias, que pone en boca de Jesús: “No les tengan miedo. No hay nada encubierto que no se descubra, ni escondido que no se divulgue” (v.26).

La Palabra de Dios desenmascara toda mentira y opresión contra los indefensos y proclama que el amor a Dios y entre los seres humanos es posible. Los profetas han sido perseguidos por causa de la verdad y por denunciar la idolatría de la corrupción, la opresión contra los débiles, la ambición de poder y del dinero. Jer. 20,10-13 experimenta esa persecución y rechazo: “oía el cuchicheo de la gente, mis amigos me espiaban. A ver si se deja seducir, lo venceremos y nos vengaremos de él” (v. 10-11). El profeta pone toda su confianza en Dios: “El Señor está conmigo”.

La misión de los discípulos es ser predicadores de vida y de paz, frente a un mundo sordo y violento. Jesús nos da el valor y la plena confianza en Dios: “No teman a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma” (v.28)… ¡Uds., valen más que muchos gorriones” (v. 30)

El miedo paraliza, en cambio quien está lleno del amor de Dios, es fiel a su Palabra de vida y de verdad. No teme a los poderes de este mundo. Su misión es anunciar la buena nueva, defender la dignidad de todo ser humano, la ecología, denunciar todo proyecto contrario al reino y anunciar, la buena nueva de Jesús a todos sin discriminación ni exclusión. Dios ha creado una tierra maravillosa para que la cultivemos, la protejamos y liberemos de toda contaminación material, moral, sicológica. Llamados a vivir en paz, reconciliación, tolerancia, ternura y fe en el Dios de la vida para crear una cultura del encuentro y el respeto por la persona humana.

En América Latina y el Caribe, catequistas, mujeres, varones, sacerdotes, obispos entregaron su vida por causa del evangelio como Mons. Oscar Romero, Enrique Angelelli, Sandro Dordi, Don Ignacio de Azevedo, Frei Tito de Alencar Lima, o.p. entre otros miles de muertos anónimos. El Papa Francisco decía: “Los mártires son los que llevan adelante a la Iglesia, los que la sostienen, antes y ahora. Y hoy hay más que en los primeros siglos. Los medios de comunicación no lo dicen porque no es noticioso, pero muchos cristianos en el mundo son beatos porque son perseguidos, insultados, encarcelados. Hay muchos en las cárceles, solo por llevar una cruz o por confesar a Cristo. Esta es la gloria de la Iglesia y nuestro sustento y también nuestra humillación: nosotros que tenemos de todo, que todo lo tenemos fácil y que nos lamentamos continuamente cuando nos falta algo. Pensemos en estos hermanos y hermanas que hoy, en un mayor número que en los primeros siglos, sufren el martirio”.

“No puedo olvidar”, el testimonio de ese sacerdote y de esa religiosa en la catedral de Tirana: años y años de cárcel, trabajos forzados, humillaciones”, para los que no existían los derechos humanos”

Una Iglesia sin mártires, me atrevo a decir, es una iglesia sin Jesús”, afirma concluyendo el Papa que nos invita a rezar “por nuestros mártires que sufren muchísimo”. “Recemos por las iglesias que nos son libres de expresarse: ellos son nuestra esperanza”.(Papa Francisco. Homilía en Santa Marta 30.01.2017)

Busquemos ser una Iglesia profética como Jesús. No tengan miedo, sólo su espíritu nos hace libres para anunciar y ser testigos de la vida. (Fr. Héctor Herrera, o.p.)

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